ME DIRIJO A VOSOTROS
El que ama la vida se crea la muerte, y el que la abandona voluntariamente vive para siempre. Después de todo la vida terrenal es solo la etapa preliminar para la eternidad, y si no queréis renunciar a la vida terrenal, vuestro amor todavía es demasiado para las cosas terrenales, y no podéis llegar a ser felices con tal amor en vuestros corazones, porque no sois capaces de abrir de abrir el corazón a lo espiritual y por lo tanto tampoco llevar una vida espiritual … Pero la vida espiritual es el epítome de la dicha.
Tomad un recipiente que se ha vuelto completamente inutilizable y verted agua en este, y vuestro esfuerzo por retener el agua en este será en vano … Asimismo, incluso la más mínima resistencia es un obstáculo si el agua debe ser canalizada a través de una apertura muy fina … Y ahora considerad un corazón que está completamente vuelto hacia la vida terrenal … Puede escuchar verdades espirituales ininterrumpidamente, no podrá quedar atrapadas en este sino que sonarán sin ser escuchadas. Y de la misma manera la verdad espiritual no puede penetrar en el corazón del hombre si la entrada a él está obstruida por obstáculos, que son atractivos terrenales y encantos del mundo. Y de nuevo el alma humana no puede madurar sin verdades espirituales, porque el alma necesita tales como alimento espiritual, mientras que todo cumplimiento terrenal es sólo alimento para el cuerpo.
Sin embargo, con la muerte el cuerpo ha caducado porque sólo el alma está destinada a la vida en la eternidad. Y esta ahora está atrofiada y casi sin vida si el ser humano sólo ha amado la vida en la tierra y ha deseado su cumplimiento de esta. “El que entrega su cuerpo por amor a Mí, tendrá la vida eterna, y no como el mundo os da, así os doy Yo …” Estas Palabras del Señor señalan el camino para la vida en la tierra. Aquello por lo que debéis esforzaros no puede compararse con las alegrías del mundo. No debéis servir a vuestro cuerpo y cumplir cada deseo, porque este cuerpo desaparece … Sin embargo, si sacrificáis todo lo que vuestro cuerpo desea al Señor y Salvador … si ponéis la vida física en segundo plano y solo pensáis en la vida del alma en la tierra, las alegrías celestiales estarán un día preparadas para vosotros, y lo que deis os será recompensado mil veces …
Pero si creéis que podéis hacer ambas cosas al mismo tiempo, si creéis que podéis servir al mundo y al mismo tiempo dar alimento espiritual al alma, el Señor os llama: “Nadie puede servir a dos señores …” El que se vuelve a la tierra y su lujuria, no encuentra el camino hacia arriba; quien desea el mundo es siervo de aquel que está tratando de derribaros, y no podéis llegar a la altura y servir a Dios al mismo tiempo … porque entonces vosotros mismos estáis en contradicción con lo que debéis hacer, tanto hacia arriba, como también hacia abajo.
El progreso en lo espiritual requiere la renuncia a todo lo mundano, y si ahora entráis en la situación de enfrentaros a ambos y ahora tenéis que decidiros, ahora depende de vuestro libre albedrío lo que elijáis, sin embargo, nunca es posible llegar a un compromiso y así pedirle al Padre celestial que apruebe un esfuerzo de ambos lados … El hombre debe decidir por su propia voluntad de elegir el camino hacia arriba y abandonar el mundo o en el anhelo por el mundo aceptar el hundimiento de su alma y así ser perdido para la vida eterna en la gloria. Y por eso es incomparablemente mejor pasar hambre en la vida terrenal y renunciar a todas las alegrías terrenales que ser eternamente expulsado del gozo y la bienaventuranza celestial …
Amén